Has revivido lo
que ella ha dejado morir, ha dejado… ¡Marchitar! Todas aquellas sensaciones y
emociones que en algún momento nacieron en mí hacia ella se han desvanecido
como el agua entre las manos.
Pero tú has hecho
que mi corazón lata de nuevo, y mi sangre corra tan desenfrenadamente como un
corcel que recorre los valles sintiendo la suave brisa y el indomable viento en
su pecho. Aunque lo nuestro sea prohibido, pese a que… le perteneces a él, sé
que me amas tanto como yo a ti, igualmente que se ha encargado de matar tu
cariño y sólo te quede desprecio.
Tú y yo nos
elegimos, y nos liberamos de estos seres que sobran cuando estamos juntos, nos
miramos o solamente nos pensamos con ese deseo que se adueñó de nuestras almas.
Tu boca sabor a
miel, tu cabello lacio y negro como la noche, ¡todo tu ser! Que ha sido
esculpido por los dioses, tu rostro tallado por los ángeles son todo lo que
puedo pensar desear y anhelar.
Cuando hacemos el
amor entre sábanas blancas, que son testigos los astros y desde el firmamento contemplan
el big bang de nuestras pasiones que se funden en una sola irrumpiendo lo
imaginable. Y probamos el sabor rojo de la sangre que hace detonar la pasión
del alma y el deseo del cuerpo; saciando nuestras almas de esa imposición que
no ahoga en nuestras ausencias.
La luna te acompañara en mi nombre y solo me
queda esperar que nuevamente nos entreguemos. No puedo negar que a la hora de despedirnos
es cuando más duele el día, ¡o la noche!...Al pensar en ti; puedo escuchar el
suave sonido de las rosas que sobre nuestro lecho clandestino hacen llegar a mi
mente el recuerdo de estos maravillosos instantes fugaces. Rosas que solo los
que han amado como yo pueden escuchar y solo ellos podrán entender o por lo
menos comprender lo que siento y todo esto al pasar por mi mente me lleva a un
mismo lugar, a una misma conclusión…
Quiero que sepas
que te amo…
arley pelaez
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